jueves, 24 de enero de 2013

Llamada inesperada

Nunca olvidaré las palabras que dijiste. Ese día fue un miércoles por la tarde, como olvidarlo. Árboles, pájaros y algunos transeúntes por ahí fueron testigos de aquel momento en un principio incómodo (recontra incómodo!), pero luego único y muy especial. Ya no importa quienes nos veían, ni de qué maneras raras lo hacían. Lo bueno es que pasó. Ese día nos miramos a los ojos y nos dijimos la verdad. Verdades guardadas hace 2 años, que fueron explicadas y detalladas en 2 horas entre nosotros, 2 buenos amigos. Conversación profunda, sin máscaras, sin intereses de por medio. Sorry por ponerme feeling, soy así bien sentimental en algunas cosas. Sorry por dejarte de hablar por un tiempo. El perdón es una de las cosas más dificiles de la vida. El perdón trae tranquilidad al alma. Y el perdonarnos trajo profunda alegría, a heridas que creí que jamás sanarían. Tu abrazo al final cayó perfecto, y tus palabras que me dijiste al oído...hicieron humedecer mis pupilas, de nuevo. Aunque ya no te escriba ninguna carta, tu sabes, que yo también te quiero.

Y todo por esa llamada. Gracias, en serio, por llamar a mi casa.

Tú en converse, yo en polo negro, como los viejos tiempos.

"Lo que satisface el alma es la verdad" - Walt Whitman




lunes, 21 de enero de 2013

Quisieras volar conmigo?

En el cielo, un par de amigos, Jack y Page, estan a punto de tirarse en paracaídas.

Jack: Lista?
Paige: Sí.
Jack: Dame tu mano. Aquí vamos.

Se tiraron del helicóptero, y mientras volaron se logró sostener una breve conversación:

Jack: Mira, ya estamos volando.
Paige: Nunca lo había hecho antes. Es una de las cosas más fascinantes que quise hacer en mi vida. Y es aún mucho mejor porque estas a mi lado. Tú fuiste el de la idea y me encantó. Gracias por permitirme vivir algo así.
Jack: Sí, se siente maravilloso a tu lado.
Paige: Ya estamos algo cerca. Me parece que es hora de abrir los paracaídas.
Jack: Qué no tienes el tuyo? Solo tengo uno.
Paige: No lo tengo. Tú me dijiste que íbamos a aterrizar juntos.
Jack: Pues... lo siento.
Jack, el muy cobarde.
"Mi vida, fuimos a volar en un solo paracaídas. Uno solo va a quedar volando a la deriva." - Andrés

domingo, 20 de enero de 2013

Amanecer perfecto

Desperté. Seguíamos en el bus con las cortinas cerradas. Seguían las mismas personas. Las mismas que conocí hace más de 11 años y unos cuantos más que se añadieron en el camino. Ya la bulla no era la misma. Algunos seguían durmiendo. Algunos conversaban muy bajito. Otra película seguía en el televisor y casi nadie le prestaba atención. Ya habíamos visto como 3 antes que cayéramos rendidos antes nuestros asientos cómodos después de un paseo en Carlos Paz, hermosa ciudad argentina, y nos dirigíamos a Bariloche. Habíamos comido chocolate, que, por supuesto, caía perfecto para el frío de ese invierno del 2010.

Todos con caras desastrosas de recién amanecidos nos mirábamos y hablábamos, nos burlábamos de los que seguían durmiendo, de los que babeaban, de los que gileaban durmiendo abrazados a una chica a pesar de tener flaca, de las mamás y de Nacho y Shúnior (Junior) que se encontraban durmiendo también. Yo no hablaba mucho, solo me quedaba observando lo que decían los demás y reía. Reía juntos con ellos. Uno que otro más abrieron los ojos. A alguien, no recuerdo quién, se le ocurrió abrir muy despacio la cortina de al costado de su asiento. Quedó asombrado. "Miren, allá afuera!"- gritó. Le hice caso, quedé boquiabierta ante tal obra de arte. Agarré mi cámara y ese momento quedó plasmado no sólo en una foto sino también en  el baúl de mi memoria.

Me habré quedado observando la hermosura del paisaje como 10 minutos mientras escuchaba alguna banda de rock. Era la primera vez que veía un amanecer. Se veía perfecto. Era un momento perfecto y de esos hay pocos en esta vida. El cielo, el sol, los amigos, la aventura. Todo caía preciso. Y sucedió.